‘Metrópolis’, Fritz Lang, 1927

MetropolisTítulo original: Metropolis; Alemania, 1927; Productora: Universum Film (UFA); Director: Fritz Lang; Fotografía: Karl Freund & Günther Rittau (Blanco y negro); Guión: Thea von Harbou; Reparto: Gustav Fröhlich, Brigitte Helm, Alfred Abel, Rudolf Klein-Rogge, Fritz Rasp, Theodor Loos, Heinrich George; Duración: 153′

«‘Metrópolis’ hace lo que cualquier gran película: crear un tiempo, un lugar y unos personajes tan impresionantes que se convierten en parte de nuestro arsenal de imágenes para imaginar el mundo. Las ideas de ‘Metrópolis’ han sido absorbidas tantas veces por la cultura popular que su horrenda ciudad futurista casi parece haber existido. Lang rodó durante casi un año, obsesivo, a menudo cruel con sus compañeros, como un loco perfeccionista, y el resultado es una de esas películas fecundas sin las cuales no es posible comprender del todo las demás.» (Chicago Sun-Times)

Sinopsis:

En una megalópolis del año 2026, los obreros viven recluidos en un gueto subterráneo, donde se encuentra el corazón industrial de la ciudad y del que no pueden salir. Pero, incitados por un robot, se rebelan contra la clase intelectual que detenta el poder y amenazan con destruir la ciudad exterior. Freder (Gustav Frölich), el hijo del soberano de Metrópolis, y María, una muchacha de origen humilde, intentarán evitar la destrucción apelando a los sentimientos y al amor. (Filmaffinity)

Maria Niños

Comentario:

Hoy, 10 de enero, se cumplen 85 años del estreno oficial de ‘Metrópolis’ en Berlín. En este mismo día de 1927 se proyecto una copia de 153 minutos. El éxito que obtuvo fue moderado. Esa copia sufrió diversos cortes para su comercialización fuera de Alemania. Los fragmentos suprimidos se daban por perdidos, pero en 2008 se recuperaron casi 30 minutos de metraje. Así, con todo el material disponible se procedió a reconstruir la película de la forma más parecida a la original. Desde noviembre de 2010 podemos encontrar esta versión íntegra restaurada en DVD. Imprescindible, sin lugar a dudas. Desde aquí queremos celebrar el 85 aniversario de su estreno con esta entrada conscientes de que cualquier excusa es buena para repasar esta película.

Cambio De Turno

Si hay algo que es indudable respecto a ‘Metropolis (Metrópolis)’, película dirigida en 1927 por Fritz Lang, es que ha sido uno de los films que más han influido en el cine posterior a dicho título.

En octubre de 1924, Lang, que había estudiado arquitectura (carrera que abandonó para dedicarse a la pintura), viajó a Estados Unidos. Allí quedó impresionado por las construcciones cuyos perfiles resultaban ya llamativos según se aproximaba el barco. Pero, a pesar del impacto que le causó su viaje, no fue el origen del guión de la película, aunque obviamente influyó en el resultado final. En julio de 1924 ya había una versión bastante avanzada del guión, por lo que la experiencia americana se añadiría después. Por otra parte, se suele hablar también de que el guión está basado en una novela de 1926 de Thea von Harbou, esposa y guionista habitual del director por aquella época. Pero más bien el argumento original de 1924, en el que al parecer participaron ambos, generó la novela, que a su vez influiría en el guión definitivo. Thea von Harbou se inspiró también en «L’Eve Future», relato de Villiers de l’Isla-Adam.

‘Metrópolis’ está a caballo entre el expresionismo alemán que tan fuertemente había arraigado en los años 20 y la Nueva Objetividad, que se acercaba más directamente a asuntos sociales.

Ciudad

El diseño arquitectónico de la ciudad futura es impresionante. Aunque no sólo influyó en el diseño su visita a Estados Unidos. También se inspiró en las corrientes arquitectónicas alemanas de la época. Es inolvidable el diseño del robot creado en la película por Rotwang. Llama por otra parte la atención la mezcla de elementos de la más diversa índole, antiguos y modernos: el diseño constructivista convive con el art-decó, la alquimia con la robótica, etc. Lang mira al futuro volviendo la vista continuamente al pasado. Lo que es seguro es que el cine de ciencia ficción posterior no se entendería igual de no haber existido ‘Metrópolis’.

Merece la pena señalar que a pesar de que no se nombra a ningún dios sí que hay motivos religiosos, entre otros la personificación del bien en la figura de María y el anuncio de la llegada de un elegido. También nos remiten al cristianismo las reuniones en la catacumba, la existencia de una catedral en medio de la ciudad y las cruces que aparecen.

Catacumba

Se podrían desarrollar mucho estos aspectos, pero vamos a centrarnos en el tema del blog: cómo refleja la película el mundo del trabajo.

Lang y von Harbou nos trasladan al año 2026, cien años después de su rodaje. En esta ciudad futura la diferencia de clases ha llegado a su culmen. Mientras que la «élite», la clase alta, es decir los propietarios y sus familias, viven en la superficie, varias capas más abajo encontramos a la clase trabajadora.

Freder 11811

Se puede ver esta división como un sistema taylorista llevado al extremo. Recordemos que el método de Taylor se basaba en la llamada ordenación científica del trabajo y buscaba maximizar la eficiencia de la mano de obra y de las máquinas, dividiendo de forma sistemática las tareas y evitando todo movimiento innecesario del trabajador. Taylor distinguía claramente a los organizadores, la élite, que serían las personas capacitadas para tomar decisiones, de los trabajadores que no son más que una pieza más de la máquina, seres que no tienen capacidad de decisión y que están totalmente deshumanizados. Como vemos, la concepción de ‘Metrópolis’ se acerca bastante a las ideas Tayloristas.

Lang deja bastante mal parados a los obreros. Nos los presenta como seres incapaces de pensar por sí mismos, seres movidos por instintos, no racionales. Buscan un líder y lo siguen sin más, sin plantearse apenas nada. Se lanza asimismo un mensaje contra la revolución del proletariado, contra la lucha de clases. Parece decir a los trabajadores: «¿no veis que si os rebeláis es peor para todos?»

Maria Obreros

Aunque la película de Lang se puede entender fácilmente como una crítica a estos sistemas deshumanizadores, la verdad es que propone una solución demasiado simple para un problema extremadamente complejo como es la lucha de clases: el mediador entre el cerebro y las manos debe ser el corazón. Aunque la interpretación más sencilla es la literal, esto es, que no quiere significar más que el hecho de que la parte intelectual y la parte física deben llegar a un entendimiento por medio de la capacidad de amar del ser humano, lo cierto es que la solución puede verse de otras formas no tan «bonitas».

Así, todo parece llevarnos a las concepciones nacionalsocialistas que cada vez iban tomando más cuerpo en Alemania. No en vano ‘Metrópolis’ impactó profundamente a Hitler y a Goebbels, que, como veremos ahora, vieron en ella un reflejo de sus ideas. Además, su megalomanía veía la ciudad creada por Lang como un lugar de ensueño. Y no olvidemos que Thea von Harbou era bastante afín al nacionalsocialismo, y la mayor parte de la responsabilidad del guión es suya.

Rotwang Maria

La doctrina nazi buscaba eliminar la lucha de clases, pero sí que existiría un orden social jerárquico. La lucha de clases se canalizaría hacia los enemigos externos a la sociedad alemana que serían los responsables de todos los males, es decir que se potenciarían los sentimientos bélicos, de lucha. Todos los alemanes trabajan por Alemania, cada uno tiene su papel debiendo anteponer el bien común al individual. Se debía preservar la pureza racial alemana. El pueblo alemán debe estar unido frente al enemigo, siendo los principales los judíos, los marxistas, los demócratas y en general todo lo extranjero.

También se asocia con la ideología nazi el afán de evitar huelgas y paros, mostrado en la película mostrando la revolución proletaria como algo que no conviene a nadie.

Pero entonces, ¿cómo podríamos entender la conciliación a la que se llega en la película si la vemos en función de la ideología nazi? ¿Cómo se eliminaría la lucha de clases? ¿Qué es el corazón? Pues bien, se puede identificar el corazón con el Estado. Para los nacionalsocialistas en caso de conflicto entre trabajadores y empresa el Estado podía intervenir en carácter de tribunal de última instancia para imponer la solución que considerara conveniente. El Estado nacional sería el reconciliador de las clases sociales. Utilizando un discurso disfrazado de anticapitalista según el cual la lucha de clases se superaría a través de un “socialismo nacional”, se consiguió el apoyo de gran parte de las clases medias.

También se pueden llegar a ver similitudes en la representación de los obreros entrando y saliendo de la fábrica e incluso cuando la máquina Moloch engulle a los obreros con algunas imágenes terribles que nos han llegado de campos de concentración nazis.

Moloch

Fritz Lang fue un reconocido detractor del nazismo. Recordemos que cuando en 1932 Goebbels le propuso hacerse cargo de la dirección de los estudios UFA, Lang huyó esa misma noche a Francia. Pero en la época en que rodó ‘Metrópolis’ aún estaba poco concienciado políticamente. Posteriormente aborrecería su película, si bien siempre reconoció su parte de culpa ante quienes echaban los perros a Thea von Harbou. El director no se preocupó en el momento de la realización de las interpretaciones sociales que podía acarrear la película, sino que se centró en las posibilidades cinematográficas de la historia. Entre los más críticos con la película encontramos personajes como H.G. Wells y Luis Buñuel.

Como le contó Lang a Bogdanovich en una entrevista: «[…] Realmente no me gustaba mucho, porque era una película en la que los seres humanos no eran sino parte de una máquina. La tesis principal era de la señora von Harbou, pero soy por lo menos responsable en un cincuenta por ciento, porque la realicé. No estaba entonces tan preocupado por la política como lo estoy ahora. No se puede hacer una película social en la que se dice que el intermediario entre la mano y el cerebro es el corazón: quiero decir, que es un cuento de hadas, claramente. Pero me interesaban mucho las máquinas. De todas formas, no me gustaba la película, pensaba que era tonta y estúpida.»

‘Metrópolis’ llevó 310 días y 60 noches de rodaje, con un costo de unos seis millones de marcos de la época, gran parte de los cuales se fueron en los aproximadamente 25000 efectos especiales. La película fue un fracaso descomunal, con un resultado en cifras lamentable. Se reestrenó recortada, pero aún así sólo consiguió recuperar la séptima parte de los costes de producción. Puso a la UFA y a toda la industria cinematográfica alemana al borde del precipicio.

En definitiva, filme controvertido en cuanto a sus posibles interpretaciones políticas y sociales, pero de inconmensurable valor cinematográfico. A día de hoy, ‘Metrópolis’ es una de las pocas películas consideradas Memoria del Mundo por la Unesco. Otras son las películas de los hermanos Lumière, ‘Los olvidados’ de Luis Buñuel, ‘El mago de Oz’ de Victor Fleming, el documental de 1916 ‘La Batalla del Somme’ y las películas de la expedición de Roald Amundsen al Polo Sur.

Mediador

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2 respuestas a ‘Metrópolis’, Fritz Lang, 1927

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