Los cortos de Charlot

Charles Chaplin«Hay que tener fe en uno mismo. Ahí reside el secreto. Aun cuando estaba en el orfanato y recorría las calles buscando qué comer para vivir, incluso entonces, me consideraba el actor más grande del mundo. Sin la absoluta confianza en sí mismo, uno está destinado al fracaso.» (Charles Chaplin)

Si nos paramos a pensar cómo trató Chaplin el mundo del trabajo en su filmografía, evidentemente lo primero que nos viene a la cabeza es su obra maestra ‘Tiempos modernos’ y la crítica del trabajo mecanizado que en ella hizo. Sin embargo, ya desde sus comienzos en la Keystone sus numerosos cortos tocaban de alguna manera el tema.

Para empezar, Charlot es un vagabundo, lo que denota una cierta condición respecto a lo laboral, pero no solo. En la cercanía que miles de espectadores sintieron con el personaje probablemente influyó el reconocimiento de una realidad con la que convivían diariamente, llevada al esperpento. Esos zapatos agujereados, esa ropa raída, el hambre perenne o la picaresca para buscarse la vida estaban muy presentes en las calles americanas de las primeras décadas del siglo XX.

Además Charlot, pese a ser un vagabundo, o precisamente por ello, tenía la rara costumbre de trabajar en los más diversos oficios: bombero, conserje, encargado de bazar, marinero, músico ambulante, panadero, pintor…, cualquier cosa valía para conseguir una salchicha o un mendrugo de pan.

Es verdad que en sus cortos estos oficios son más un vehículo para crear sus geniales pantomimas que una plasmación de las circunstancias concretas que los podían caracterizar. Aunque también es cierto que en muchos de ellos se recrean cuadros sociales que retratan muy bien la época. Pero si repasamos unos cuantos en los que el acento puesto en lo laboral es más pronunciado, no sólo descubrimos realidades de vida y de percepción de lo que estaba pasando, sino que también vemos la evolución del director en el camino que le llevó a su obra de madurez.

Caught In A Cabaret

'Caught in a Cabaret (Charlot Camarero); 1914; Keystone Film Company

En ‘Caught in a Cabaret (Charlot Camarero, 1914)’, se nos muestra una clara segregación social. Como indica el título Charlot es camarero, lo que una vez más no es especialmente relevante, pero salva de un gamberro a una chica de la alta sociedad, y ante ella se hace pasar por Embajador. Es invitado a una fiesta, conoce a la familia y todos están encantados: ¡Un Embajador corteja a su hija! Al final la chica, que tan coqueta se mostraba con él, descubre que es un simple camarero maltratado por su jefe y le abandona con desdén. Primera pista, en la América de 1914 había ricos muy ricos, pobres muy pobres, el clasismo estaba muy arraigado, y al menos esto último a Chaplin no le parecía muy bien.

Dough And Dynamite

'Dough and dynamite (Charlot Panadero); 1914; Keystone Film Company

En ‘Dough and Dynamite (Charlot Panadero, 1914)’, el vagabundo trabaja también de camarero en un establecimiento que además de servir comidas, vende pan y otros productos de repostería. Los panaderos se ponen en huelga en protesta por los bajos salarios y las largas jornadas, y el dueño le dice a Charlot que los sustituya. Los huelguistas le explican e incluso le amenazan con un cuchillo, pero le da igual, decide ser un esquirol. En venganza, los panaderos meten un cartucho de dinamita en una barra de pan y vuelan el local.

Es curiosa la similitud de lo que se nos cuenta con lo ocurrido en Nueva York en 1905, cuando los trabajadores de la panadería de Federman, en el Lower East Side, se declararon en huelga y terminaron destrozando el establecimiento al contratar el propietario a esquiroles. Aunque quizá no fue este el acontecimiento en el que se inspiró, sino en cualquier otro de los muchos conflictos laborales que se dieron en la época.

Chaplin no se muestra especialmente crítico con los huelguistas en principio, aunque son tipos malhumorados. La amenaza con el cuchillo, que hoy nos parecería inadmisible, seguramente en los Estados Unidos de 1914, donde se cazaba a tiros a los huelguistas, no lo era tanto. Después ya sí, cuando consuman su venganza con la dinamita. Si bien es cierto que existieron comportamientos parecidos, desde luego no fueron la mayoría, por lo que resulta significativo el tratamiento y la criminalización que supone. Tampoco parece que condene el comportamiento esquirol de Charlot, salvo que entendamos el final, en el que aparece con cara de asombro entre la masa que le ha cubierto tras la explosión, como un justo merecido a su falta de compañerismo.

The Tramp

'The Tramp (Charlot Vagabundo); 1915; Essanay Film Manufacturing Company

En ‘The Tramp (Charlot vagabundo, 1915)’, los excluidos no salen muy bien parados. De hecho, Charlot es el único vagabundo decente que aparece, los demás son auténticos maleantes, con unas caras que dan miedo. Salva a la hija de un granjero del ataque de los vagabundos malencarados y consigue trabajo en la granja, pero ni sabe, ni tiene mucho interés en trabajar. El hambre no justifica el comportamiento violento de los tres vagabundos, así que si no fuese por el buen corazón de Charlot, la identificación entre marginación y delincuencia sería completa.

Behind The Screen

'Behind The Screen (Charlot Tramoyista de Cine); 1916; Mutual Film Corporation

En ‘Behind the Screen (Charlot tramoyista de cine, 1916)’, Charlot trabaja en un estudio de cine. Los operarios se declaran en huelga, nuevamente se convierte en esquirol y también dinamitan el local. Aquí la crítica a los huelguistas es más evidente, deciden parar por la poderosa razón de que los han despertado tras el almuerzo. También la actitud insolidaria de Charlot se manifiesta de forma explícita, cuando en un intertítulo le preguntan «¿Estás con nosotros o contra nosotros?», y decide quedarse, siendo felicitado efusivamente por el patrón. Pero en este caso no hay interpretación posible que pueda redimirlo, ya que al final de la cinta la explosión no le pilla, y él se queda sonriente abrazando a la chica. Parece lógico pensar que una parte de la sociedad americana del momento tuviera sentimientos parecidos ante los numerosos conflictos laborales con los que convivían. Lo que nos preguntamos es cómo recibirían este tipo de caricaturas los miles de obreros que realizaban huelgas y sufrían esquiroles.

The Inmigrant

'The Inmigrant (Charlot Inmigrante); 1917; Mutual Film Corporation

‘The Immigrant (El Inmigrante, 1917)’, como indica su título, pone el acento en uno de los fenómenos que caracterizaron las dos primeras décadas del siglo XX: la inmigración. Vemos a trabajadores pobres, de origen europeo, hacinados en la cubierta de un barco, con destino a ese Nuevo Mundo que prometía prosperidad. Tras las típicas peripecias de Charlot un cartel nos anuncia: «La llegada a la tierra de la libertad», y aquí por fin Chaplin empieza a mostrarnos ese lado reivindicativo al que después le sacó tanto fruto. Los inmigrantes están sonrientes, la tierra está cerca, y de pronto uno señala al horizonte. Todos se levantan a mirar y allí aparece imponente la Estatua de la Libertad. Ya no sonríen, están emocionados, y justo ahí aparece un operario y los aprisiona con una maroma a empujones. El trámite de la aduana va a comenzar. Desembarcan, y un nuevo cartel nos sitúa en la realidad: «Más tarde, hambre y ruina». Toda una lección de historia en un minuto y veintiséis segundos.

A Dog's Life

'A Dog's Life (Vida de perro); 1918; First National Pictures

Pero es en ‘A Dog’s Life (Vida de perro, 1918)’ donde el trabajo y la situación social en torno a él adquiere un protagonismo principal, y donde Chaplin da un giro decidido hacia la denuncia por medio de la risa. El vagabundo pasa el frío invierno durmiendo en un solar, con ese perro que es una metáfora de su vida y la de tantos otros. Acude a la oficina de empleo, pero el trabajo escasea y se establece una dura competencia entre los parados para hacerse con las pocas ofertas que van saliendo. Charlot es debil y no consigue un puesto, como tampoco su pequeño perro consigue quedarse ese desperdicio de comida encontrado en la calle, acosado por docenas de perros mayores igualmente hambrientos. El paralelismo entre ambas escenas sucesivas es evidente: la competencia entre los pobres es grande y en ocasiones violenta. Así que no les queda más remedio que «descuidar» un poco de comida en un puesto callejero. Acude a un café donde una joven canta una triste canción, pero no es solo ese su trabajo, el propietario le exige que coquetee con los clientes para conseguir consumiciones, lo que quiere es una chica de alterne. Ella, pudorosa, no sabe hacerlo, así que es despedida sin que le paguen nada.

Y así, los dos perdedores se reúnen, el que no sabe aplastar a otros para conseguir un trabajo, y la que no sabe venderse para mantenerlo. Finalmente la suerte, unida a la picaresca, hace que Charlot se haga con una cartera llena de billetes robada previamente por unos maleantes. Parece evidente que los valores que se vendían para triunfar, el esfuerzo y el trabajo, no sirven para conseguir un final feliz. Y con esa cartera conseguida por dudosos métodos los sueños se convierten en realidad. Charlot compra una tierra y una casita y se convierten en granjeros. Imaginamos la emoción que podía causar esto en el público de una época en la que esa era una aspiración muy extendida, y en la que miles de granjeros estaban perdiendo sus tierras por no poder pagar las deudas. Una cuna junto al hogar nos anuncia que la felicidad es completa. La pareja se arrodilla abrazada junto a ella y la contempla con ternura: la perrita ha tenido cachorros.

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5 respuestas a Los cortos de Charlot

  1. Supercinexín dijo:

    Tras leer la entrada me han entrado unas ganas tremendas de recuperar algunos cortos de Chaplin.

    Este nuevo blog pinta bien. Felicidades, que había entrado a leer las otras entradas pero sin tiempo ni de parar a saludar.

    ¡Ay, a ver qué monstruo me toca! jajajajajaja

  2. CyT - GCPG dijo:

    Gracias por comentar y bienvenida, Supercinexín.

    Cualquier motivo es bueno para disfrutar de Chaplin.

  3. Antonio de México dijo:

    Me viene a la mente un viejo recuerdo de cuando era pequeño: había un repartidor de una carniceria que cuando llevaba algo a la casa mi padre lo trataba con bastante aprecio -lo había empleado antes en la panaderia- y decía que era el panadero más trabajador y el mejor pastelero que había tenido, y siempre le daba una buena propina. Algunos años después volvió a pasar por la casa un par de veces -ya no trabajaba en el reparto-, su aspecto era como de no haberse bañado en un buen tiempo, sin afeitarse y la ropa bastante raída, recuerdo que le daban a lavar el auto o le ponian a cortar el cesped, pero antes le daban siempre un plato de comida y,
    mientras comía, se ponía a platicar de cuando había sido marinero, sus peripecias como ayudante de torero y, sobre todo, de las veces que se había unido a un circo y de las gentes tan interesantes que había conocido y los recorridos que había hecho por todo el país; me sorprendía la alegría que irradiaba (a pesar de su aspecto de pobreza) y la forma tan entretenida de narrar sus aventuras; mi padre solía preguntarle por qué no se ponía a hacer pan y pasteles, que eso era lo suyo, y el contestaba riendose que el no era panadero sino cantante, «cantante y vagabundo» (y de ahí surgió que yo de niño no decía que quería ser bombero -como la mayoría-, sino vagabundo); luego dejamos de verlo, pero no puedo evitar acordarme de esta anécdota mientras veo algunos cortos de Chaplin.
    Como siempre, un gusto leer tus reseñas, o se aprende algo nuevo o se recuerda algo casi olvidado. Saludos

  4. CyT - GCPG dijo:

    Bienvenido por aquí Antonio, y gracias por esos bonitos recuerdos que compartes con nosotros. No sé si atreverme a preguntarte si conseguiste llegar a ser vagabundo, cosa nada fácil, porque la libertad se cotiza muy cara en este mundo que vivimos.
    Realmente los cortos de Chaplin tienen una enorme cantidad de matices desde su simplicidad, quizá por eso nos remueve tantas cosas por dentro cuando los volvemos a disfrutar.

    Un abrazo.

  5. Diane dijo:

    Buen día! Disculpe, sabe donde o cómo se pueden conseguir los cortos de chaplin en México?? Gracs

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